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Histórias Para Dormir
Clara, una niña curiosa, descubre un jardín mágico donde las flores hablan y le enseñan a cuidar la naturaleza. ¡Una hermosa aventura de amistad y amor!
Una niña llamada Clara era muy curiosa. Ella vivía cerca de un hermoso jardín lleno de flores. Un día, Clara decidió visitar el jardín para ver sus colores y formas. Mientras paseaba, escuchó un suave susurro. Era como si las flores estuvieran hablando entre sí. Clara se detuvo y escuchó atentamente.
Las flores eran de muchos tipos. Había rosas rojas, girasoles amarillos y violetas azules. Cada flor tenía su propio sonido. Las rosas hablaban suavemente, los girasoles eran alegres y las violetas eran misteriosas. Clara sonrió, fascinada por esos sonidos mágicos en el aire.
Una rosa roja se acercó y le dijo a Clara: "¡Hola, pequeña! Cuida de nosotros y nosotras floreceremos siempre!" Clara se emocionó y preguntó: "¿Cómo puedo cuidar de ustedes?" Las flores comenzaron a compartir sus secretos sobre el agua y el sol, y Clara escuchaba con atención.
Los girasoles, altos y dorados, le dijeron: "Necesitamos mucha luz solar para crecer fuertes!" Clara prometió darles más sol cada día. Las violetas le susurraron: "Nos gusta el suelo húmedo y fresco, por favor no olvides regarnos."
"¡Por supuesto!" exclamó Clara, recordando cómo su madre cuidaba de las plantas en casa. Luego, una mariposa voló cerca y se posó sobre un girasol. Las flores cantaron felices, y Clara rió con ellas. Era un momento alegre en el jardín mágico.
Clara visitó el jardín todos los días. Aprendió a regar las flores y a quitar las malas hierbas. Las flores crecían más hermosas y coloridas. También empezaron a florecer diferentes especies que nunca antes había visto, llenando el jardín de colores.
Las flores la agradecieron a Clara con susurros. Gracias a su amor y cuidado, el jardín brillaba como un tesoro en la tierra. Clara se sintió feliz y orgullosa. Observaba cómo las flores se movían al viento, como si bailaran para ella.
Una mañana, Clara llegó al jardín y vio algo sorprendente. Las flores estaban adornadas con gotas de rocío que brillaban como diamantes. Ella gritó: "¡Miren qué hermoso están!" Las flores, encantadas, respondieron: "Gracias a ti, hemos crecido fuertes y felices."
Clara prometió cuidar siempre del jardín y nunca olvidar los secretos que aprendió. Desde entonces, el jardín no solo era un lugar de belleza, era también un lugar lleno de vida y amistad. Clara también se hizo amiga de la mariposa que siempre venía a visitarla.
Las flores que hablan se convirtieron en sus amigas más queridas. Clara sabía que siempre podía regresar al jardín y escuchar sus secretos. Así, todos juntos, cuidaron del entorno, creando un mundo mejor para todos.
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