28th Oct 2024
Había una vez una tortuga llamada Tula. Tula era muy lenta, pero tenía un gran corazón. Un día, mientras paseaba, se encontró con una liebre llamada Lía, que era muy rápida. Lía se reía de Tula y decía: "¡Nunca podrás ganarme en una carrera!"
Tula se sintió triste por las palabras de Lía, pero luego decidió que quería intentar. "¡Hagamos una carrera!" gritó Tula. Lía se sorprendió, pero aceptó la carrera. Todos los animales del bosque vinieron a ver. Estaban emocionados.
El día de la carrera, Lía estaba muy segura de sí misma. Ella había entrenado y sabía que ganaría. Tula, por otro lado, solo quería intentar y hacer su mejor esfuerzo. Los animales contaron: "¡Uno, dos, tres, ya!"
Lía salió disparada, como un rayo. Tula seguía su camino, paso a paso. Todo el mundo animaba a Lía. "¡Eres la mejor!", le decían. Pero Tula no se dio por vencida. Ella sabía que cada paso contaba.
Después de correr un rato, Lía miró atrás. No podía ver a Tula. Entonces decidió descansar bajo un árbol. "Descansaré un momento", pensó Lía. Pronto, se quedó dormida. La liebre soñaba con la victoria.
Mientras tanto, Tula siguió caminando lentamente. Paso a paso, ella continuó hacia la meta. No se distrajo ni se rindió. "¡Puedo hacerlo!", se decía a sí misma. La tortuga sabía que tenía que esforzarse.
Cuando Lía despertó, vio que Tula estaba cerca de la meta. Rápidamente, salió corriendo, pero no lo suficiente. Tula estaba muy cerca. "¡Voy a ganar!", pensó Tula con una sonrisa en su cara.
Los animales empezaron a gritar: "¡Tula está ganando!" Lía se asustó y corrió más rápido, pero ya era muy tarde. Tula cruzó la meta primero, y todos vitorearon.
Lía se dio cuenta de que no importa cuán rápido sea, lo más importante es nunca rendirse. Tula sonrió y dijo: "¡Todos podemos ser campeones si hacemos nuestro mejor esfuerzo!" Los animales aprendieron de la carrera, y todos celebraron juntos.