28th Oct 2024
Había una vez una tortuga llamada Tula. Tula era tímida y siempre se escondía. Pero tenía un sueño: quería cantar como los pájaros del bosque. Cada mañana, escuchaba a los pájaros trinar y su corazón se llenaba de alegría. Era un hermoso sonido que le hacía desear un canto propio.
Un día, mientras Tula se asoleaba cerca de un árbol, una ardilla divertida llamada Sara saltó a su lado. Sara era traviesa y siempre tenía buenas ideas. "¡Hola Tula! ¿Por qué no cantas?" preguntó Sara, moviendo su colita rápidamente. Tula bajó la cabeza y dijo: "No puedo cantar, soy solo una tortuga".
Sara sonrió y dijo: "No hay problema, Tula. ¡Vamos a encontrar la manera de que cantes!". Tula estaba un poco nerviosa, pero decidió seguir a su amiga. Juntas, fueron al bosque donde los pájaros cantaban felices. Tula miró a los pájaros volar y pensó: "Quiero hacerlo, quiero cantar".
Sara le dio una idea: "Cierra los ojos y escucha la música de la naturaleza. ¡Tal vez encuentres tu propia canción!". Tula cerró los ojos. Escuchó el susurro del viento, el murmullo del río y el canto de los pájaros. Su corazón comenzó a elevarse con una nueva energía.
Cuando Tula abrió los ojos, vio todo más brillante. Con valentía, decidió intentar cantar. "Bip-bip, bop-bop" salió de su boca. Sara aplaudió animada. "Eso fue increíble, Tula! ¡Sigue así!". Tula se sintió feliz al oír el apoyo de su amiga.
Día tras día, Tula y Sara practicaban. Cantaban juntas. A veces, Tula se sentía insegura, pero Sara siempre estaba a su lado. "¡Tú puedes hacerlo!" repetía Sara, riendo y saltando. Tula empezaba a confiar en sí misma. Su voz se volvía más fuerte.
Finalmente, llegó un día especial. Todos los animales se reunieron en el claro del bosque. Era el día de la canción del bosque. Tula miraba desde atrás, sintiendo un sudor frío. Pero Sara le dijo: "¡Es tu momento, Tula!". Tula respiró hondo y se adelantó.
Cuando le tocó cantar, Tula se sintió asustada, pero recordó la música de la naturaleza. Con un gran esfuerzo, abrió su boca y comenzó a cantar: "Bip-bip, bop-bop". Todos los animales se quedaron en silencio, sorprendidos y luego comenzaron a aplaudir.
Tula sonrió de oreja a oreja. Se dio cuenta de que su voz era única y hermosa. Ya no era tímida. Ahora era valiente y feliz. La tortuga que quería cantar había encontrado su canción, y el bosque nunca sonó tan bien como ese día!
Desde entonces, Tula y Sara cantan juntas cada mañana. Y Tula nunca olvidará que todos tienen su propia voz, solo hay que encontrarla y atreverse a usarla.