28th Oct 2024
Había una vez una pequeña estrella, llamada Lila. Ella vivía en el cielo oscuro, rodeada de estrellas brillantes. Lila deseaba brillar como ellas, pero su luz era muy tenue. Sin embargo, eso no la detenía. Se decía a sí misma: "Un día brillaré como el sol".
Una noche, Lila decidió descender un poco más cerca de la tierra. Allí, vio a un grupo de niños mirando al cielo. Se sentaron a dibujar en la arena. Lila pensó: "Si no brillo, ¿me verán?". Pero justo cuando estaba a punto de rendirse, escuchó la risa de un niño que exclamó: "¡Mira! Esa estrella se parece a un faro para nosotros!".
Ese comentario hizo que Lila se sintiera especial. Aunque no brillaba como las otras estrellas, su luz era reconocida. Decidió seguir iluminando el camino para los niños. Justo en ese momento, el cielo se llenó de nubes y la oscuridad llegó. Lila tembló, pero no se dio por vencida.
Lila comenzó a brillar con toda su fuerza, hasta que su luz se convirtió en un faro. Los niños la miraban asombrados. “¡La estrella nos guía! ¡Es nuestra amiga!", gritaron de alegría. En ese momento, Lila se dio cuenta de que su luz única era suficiente para iluminar la noche.
Desde esa noche, Lila nunca más se sintió triste. Sabía que ser diferente estaba bien. Se convirtió en un símbolo de esperanza para otros, brillando con confianza en el cielo. Y así, cada vez que los niños miraban hacia arriba, veían a su faro especial y sonreían.