28th Oct 2024
Había una vez una pequeña estrella llamada Lila. Ella vivía en el vasto cielo junto a muchas estrellas brillantes. Lila era diferente, no podía brillar como las demás. Se sentía triste, y pensaba que nunca podría ser especial.
Una noche, mientras Lila miraba a las otras estrellas que danzaban en el cielo, vio a una luciérnaga llorando en el bosque. La luciérnaga le dijo que deseaba volar alto y brillar también. Lila se sintió conmovida y decidió ayudarla, incluso si ella no podía brillar.
Juntas, Lila y la luciérnaga emprendieron una aventura. Lila guió a su nueva amiga a través de campos de flores, riachuelos y montañas. Aunque la luciérnaga brillaba, Lila se dio cuenta de que su luz era especial porque podía iluminar el camino y proporcionar confianza.
Con cada paso que daban, otras criaturas se unieron a ellas. Un búho, un conejo y una tortuga comenzaron a seguirlas. Se dieron cuenta de que Lila no necesitaba brillar. Su valor y su bondad la hacían única y especial para todos.
Al final de la noche, Lila se sintió radiante. No necesitaba brillar como las otras estrellas. Ahora sabía que su luz interior guiaba a otros, y eso era lo que realmente importaba. Se convirtió en un faro de esperanza en el cielo, ayudando a quien lo necesitaba.