16th Jan 2025
En la Real Audiencia de Quito, los españoles mandaban sin escuchar al pueblo. Una niña llamada Isabela, con sus ojos brillantes y su cabello rizado, miraba a su madre. "¿Por qué nunca nos preguntan, mamá?" preguntó con curiosidad. Su madre, con un vestido sencillo y manos cansadas de trabajar, le respondió: "Querida, debemos alzar nuestra voz. Es tiempo de luchar por nuestra libertad y ser escuchados".
Isabela se unió a otros niños en la plaza del pueblo. Juntos gritaron: "¡Libertad!" Hombres y mujeres se unieron. Un valiente líder llamado Simón se levantó y dijo: "No más reglas injustas! Juntos, formaremos nuestro propio camino". La plaza se llenó de esperanza y sueños. Todos querían ser escuchados y decidir su destino.