28th Oct 2024
Había una vez un pequeño ratón de campo llamado Miguel. Miguel era un ratón muy ingenioso y siempre tenía una idea brillante para cada problema. Un día, decidió que era hora de construir una nueva casa para su familia. Con entusiasmo, empezó a buscar materiales en el bosque.
Miguel salió corriendo al bosque. Allí encontró ramas caídas, hojas grandes y un montón de piedras. Con cada material que recogía, su mente brillaba con nuevas ideas. Allá, entre arbustos y árboles, imaginaba cómo sería su casa. Era un gran desafío, pero Miguel no se rendiría.
Con mucho esfuerzo, Miguel usó las ramas para hacer un marco fuerte. Las hojas fueron el tejado, y las piedras formaron las paredes. Miguel trabajó con alegría, cantando una canción mientras construía. Cada vez que su familia pasaba, lo animaba a continuar con su gran proyecto.
Finalmente, después de mucho trabajo y dedicación, la casa estaba lista. Era pequeña y acogedora, perfecta para su familia. Miguel invitó a todos a entrar. Su familia se sintió feliz y orgullosa del hermoso hogar que Miguel había construido con su ingenio.
Desde ese día, Miguel se convirtió en el ratón constructor del bosque. Todos los animales admiraban su trabajo y le pidiieron ayuda para construir sus propias casas. Miguel sonrió y pensó que, con un poco de ingenio y amistad, todo era posible.