28th Oct 2024
Rina era una rana pequeña y verde. Vivía en un estanque lleno de flores y plantas. Rina quería ser la mejor en saltar. Mientras veía a los otros animales saltar, ella soñaba con ser la más rápida.
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Un día, Rina conoció a un pez llamado Pablo. Pablo tenía escamas brillantes y una sonrisa amigable. "¡Hola, Rina!" dijo. "¿Quieres que te ayude a saltar mejor?" Rina sonrió y asintió con la cabeza.
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Pablo le mostró a Rina cómo tomar impulso. "Tienes que relajarte y divertirte mientras saltas", le explicó. Rina escuchaba con atención. Ella quería aprender y disfrutar al mismo tiempo.
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Juntos, comenzaron a practicar. Rina saltó un poco y cayó en el agua. Hizo unas burbujas. "¡Eso fue divertido!" dijo. Pablo rió y dijo: "Eso es lo importante, Rina, divertirnos juntos".
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Rina saltó más alto y más lejos. A veces se caía, pero siempre reía. Los otros animales miraban y se unían. Todos querían saltar con Rina y Pablo. El estanque se llenó de risas.
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Un día, hubo una competencia de saltos. Rina se sintió nerviosa, pero Pablo le dio ánimo. "Recuerda, es solo un juego, lo importante es disfrutar", le susurró.
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Cuando llegó su turno, Rina saltó y saltó. Hizo giros en el aire y todos aplaudieron. Aunque no ganó, se sintió feliz. Había disfrutado cada salto y se reía con sus amigos.
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Al final, Rina comprendió algo especial. No importaba quién era el mejor, sino lo divertido que fue. Con Pablo y sus amigos, el estanque era un lugar mágico.
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Desde entonces, Rina no solo saltaba, sino que también enseñaba a otros. Cada vez que alguien se caía, todos reían y ayudaban. El estanque se llenó de alegría y amor.
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Y así, Rina, la rana saltadora, continuó saltando, haciendo amigos y disfrutando de cada momento en su querido estanque.
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