28th Oct 2024
Había una vez un pequeño dragón llamado Flama. Flama era un dragón tierno, con escamas verdes brillantes y grandes ojos amarillos. Un día, mientras volaba sobre un hermoso bosque, vio a un niño llamado Pablo que jugaba solo en un claro. Flama decidió bajar y presentarse. El niño se emocionó al ver a un verdadero dragón y juntos comenzaron a reír y a jugar.
Flama y Pablo se hicieron grandes amigos. Flama llevó a Pablo a vuelos mágicos, surcando los cielos con su batir de alas. A veces, Flama soplaba fuego para iluminar la noche, creando figuras en las nubes. Pablo siempre miraba maravillado, disfrutando cada aventura. Nunca había imaginado que podría tener un amigo tan especial como un dragón.
Un día, mientras exploraban una cueva profunda, encontraron un antiguo tesoro. Había monedas doradas y joyas brillantes. Pero lo más valioso fue un mapa que prometía llevarlos a un jardín encantado. Flama y Pablo se miraron emocionados. ¿Quién sabía que un simple día podría llevarlos a una aventura tan increíble?
Siguieron el mapa, cruzando puentes de arcoíris y ríos de chocolate. En cada paso, aprendían más sobre el valor de la amistad. A veces encontraban desafíos, pero juntos siempre encontraban la solución. Flama usaba su fuego para calentar los fríos días, y Pablo compartía su comida cuando Flama tenía hambre.
Finalmente, llegaron al jardín encantado. Los flores eran de colores brillantes, cantando dulces melodías. Allí, Flama y Pablo celebraron su amistad con un gran festín. Sabían que siempre tendrían aventuras juntos, por siempre. La risa y la magia iban a acompañarles en cada nueva historia.