28th Oct 2024
Había una vez un globo de fiesta. Era rojo, brillante y lleno de alegría. Pero el globo tenía un gran sueño. Quería volar alto, muy alto en el cielo azul. Un día, conoció a un niño llamado Lucas.
Lucas era un niño curioso. Le encantaban los globos. Un día, mientras jugaba, vio al globo triste. "¿Por qué lloras?", preguntó Lucas. El globo respondió, "Quiero volar, pero no puedo".
Lucas decidió ayudar al globo. "Te voy a dar un empujón", dijo con una sonrisa. Tomó el hilo del globo y corrió hacia el parque. El viento suave soplaba, y el globo se emocionaba.
Cuando llegaron al parque, había un gran campo. Lucas soltó el hilo poco a poco. El globo comenzó a elevarse. ¡Qué alegría! El globo reía y brillaba mientras subía cada vez más.
Pero de repente, el globo sintió miedo. "¿Qué pasa si me pierdo?", preguntó. "No te preocupes", dijo Lucas, "te veré desde aquí, y siempre te recordaré".
El globo respiró hondo y continuó subiendo. ¡Estaba volando! Vio todo el parque desde lo alto. Las flores eran como puntos de colores, y los árboles parecían pequeños.
Mientras volaba, conoció a otros globos. Algunos eran azules, otros amarillos. Todos estaban felices en el cielo. El globo dijo: "¡Hola! Estoy volando gracias a Lucas!".
Los globos comenzaron a jugar juntos en el aire. Hicieron piruetas y bailes en el viento. El globo nunca había sido tan feliz. Al fin, su sueño se había hecho realidad.
Pero ya era hora de volver. El globo miró hacia abajo. Lucas lo estaba llamando. "¡Es hora de regresar!", gritó Lucas. El globo bajó lentamente.
Al llegar al suelo, Lucas lo abrazó. "Lo hiciste, amigo! Ahora siempre recordarás tu aventura", dijo. Y así, el globo sonrió, sabiendo que siempre podría soñar.