28th Oct 2024
Había una vez un gallo llamado Raúl. Raúl era un gallo muy curioso, pero había un problema, no sabía cantar. Todos los días, los otros animales del gallinero cantaban hermosamente, y él solo podía hacer "cocorocó".
Un día, Raúl decidió que tenía que encontrar su voz. Su amigo el pato Pedro le dijo: "Raúl, deberías ir en busca de tu canto. Yo te ayudaré". Raúl sonrió y se sintió esperanzado.
Caminaron por el bosque y conocieron a la tortuga Tina. Tina era sabia y les dijo: "La voz está en tu corazón, necesitas dejar que salga. Practiquen juntos y verán". Raúl asintió, decidido a intentarlo.
Raúl y Pedro cantaron todo el día. Al principio, solo salían ruidos raros. "Cocorocó, cocorocó". Pero con cada intento, se sentían un poco más seguros. ¡Qué divertido era intentar cantar!
Luego, pasaron a ver al loro Lorenzo, quien era el mejor cantante del bosque. Lorenzo les enseñó a perder el miedo y a cantar con alegría. "Canten como si nadie les estuviera escuchando".
Raúl y Pedro practicaron con Lorenzo. ¡Qué gran maestro era! Cada día, sus voces se hacían más fuertes. Raúl se dio cuenta de que cantar era como contar una historia. Tenía que sentirla.
Pasaron semanas, y Raúl estaba listo para volver a casa. Junto a Pedro y con la sabiduría de Lorenzo, se sentía más seguro. Cuando llegaron al gallinero, todos lo miraron con curiosidad.
Raúl se subió a una caja y, con todo su valor, dijo: "¡Voy a cantar!" Y comenzó a cantar. Era una melodía hermosa, llena de alegría. Todos los animales aplaudieron con entusiasmo.
Pedro se unió y también cantó. Los animales del gallinero disfrutaron del espectáculo y se unieron. Raúl se sintió feliz de haber encontrado su verdadera voz.
Desde aquel día, Raúl, el gallo cantante, y sus amigos se convirtieron en el alma del gallinero, llenando el aire con música y risas. Raúl aprendió que la amistad y el esfuerzo ayudan a encontrar la voz que todos llevamos dentro.