7th Oct 2024
Un día soleado, dos hermanos, Tomás y Ana, jugaron en la playa. La arena brillaba bajo el sol, y las olas hacían un suave murmullo. Mientras cavaban, encontraron un cofre antiguo, lleno de polvo y misterioso.
Los hermanos miraron al cofre con curiosidad. Tomás dijo: '¡Quizás hay tesoros dentro!' Ana sonrió y lo abrió. Cuando el cofre se abrió, una luz brillante salió y los envolvió. ¡De repente, se encontraron bajo el agua!
En el fondo del océano, vieron colores vivos. Las sirenas nadaban alegres, los caballitos de mar danzaban a su lado. Ana y Tomás sonrieron, asombrados por la belleza del lugar.
Un pulpo sabio salió entre los corales. 'Hola, pequeños viajeros', dijo con una voz suave. 'Soy Octavio, y necesito su ayuda. Algo está pasando, los colores del océano están desapareciendo.'
'¿Desapareciendo?' preguntó Ana con preocupación. Octavio asintió, 'Sí, una sombra oscura se está llevando el color. Sin colores, el océano se volverá gris.'
Tomás y Ana decidieron ayudar a Octavio. 'Vamos a encontrar esa sombra', dijo Tomás. Nadarían juntos, con valor en su corazón, para resolver el misterio y devolver el color.
Nadaron por jardines de algas, cruzaron bancos de peces brillantes. Cada uno les daba pistas, pero la sombra seguía escondida. Con cada paso, los hermanos sentían más emoción y un poquito de temor.
Finalmente, vieron una sombra oscura cerca de una roca. Era un pez triste, con la piel oscura como la noche. '¿Por qué te sientes así?' preguntó Ana. El pez respondió: 'Me siento solo y por eso quito los colores.'
Tomás y Ana sonrieron y lo animaron a ser feliz. '¡Vamos a jugar juntos!' gritaron. Con risas y alegría, el pez se iluminó. Los colores regresaron al océano, brillantes y vivos.
Al final del día, Octavio agradeció a los hermanos. 'Gracias, amigos. Ustedes han traído de vuelta la alegría. Ahora pueden volver a casa, pero siempre recuerden la magia del mar'.