28th Oct 2024
Había una vez un ciervo llamado Luno. Luno era muy triste. Miraba todas las noches la luna plateada. "¡La quiero tocar!" pensaba Luno.
Luno salió a pasear por el bosque. Miró hacia el cielo y vio que las estrellas brillaban. "Quizás ellas me ayuden a tocar la luna", pensó Luno.
Luno miró a su alrededor. "¡Hola, estrellas!", llamó. "¿Pueden ayudarme a tocar la luna plateada?". Las estrellas sonrieron.
"¡Sí! ¡Podemos ayudarte!", dijeron las estrellas. Formaron una línea brillante y dijeron: "Sigue nuestro brillo, Luno".
Luno siguió a las estrellas. Saltó sobre colinas y brincó sobre ríos. Estrellas bailarinas lo guiaron por el camino.
Finalmente, llegaron a un claro. La luna brillaba tan cerca. Luno dio un salto alto, pero no podía alcanzarla.
Las estrellas tuvieron una idea. "Vamos a unir nuestras luces", dijeron. Juntas hicieron un camino de luz hacia la luna.
Luno corrió por el camino de luz. Se sintió tan feliz. Estaba a punto de tocar la luna. ¡El momento mágico estaba cerca!
Pero cuando llegó, la luna era suave como el aire. Luno entendió que la luna no se podía tocar, pero siempre brillaría en su corazón.
Luno sonrió. Agradeció a las estrellas. Comprendió que la verdadera magia estaba en seguir sus sueños.