28th Oct 2024
Érase una vez un pequeño ratón llamado Ratico. Ratico vivía en una casa grande. Siempre soñaba con un queso gigante. Un día, decidió ir a buscarlo, lleno de emoción.
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Ratico salió de su agujero con valentía. Caminó por el pasillo, con el corazón latiendo rápido. Sintió que la aventura comenzaba. Todo estaba tranquilo, y él estaba listo.
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De repente, Ratico escuchó un ruido. Era el perro de la casa, un perro grande y gruñón. Ratico se escondió detrás de una planta. Estaba un poco asustado, pero no iba a rendirse.
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Después de unos momentos, el perro se fue. Ratico salió de su escondite. Continuó su camino hacia la cocina, donde se decía que estaba el queso gigante.
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Cuando llegó a la cocina, los ojos de Ratico brillaron. ¡Vio un enorme queso, dorado y delicioso! Pero había un problema, había un gato dormido cerca del queso.
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Ratico tuvo una idea brillante. Se escondió y decidió llamar a su amigo Pío, un pájaro travieso. ¡Juntos podrían distraer al gato! Pío voló alrededor del gato, piando.
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El gato, curioso, comenzó a seguir a Pío. Ratico aprovechó la oportunidad. Corrió hacia el queso gigante. Estaba tan emocionado que casi no podía creerlo.
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Ratico se acercó al queso y dio un gran mordisco. ¡Era delicioso! Justo en ese momento, el gato se dio cuenta. Ratico corrió y se escondió, sintiéndose feliz y valiente.
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Finalmente, metió un pedazo de queso en su bolsa. Ratico volvió a casa con una gran sonrisa. Había vencido su miedo y tenía su delicioso tesoro.
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