Érase una vez un ajolote llamado Axolito, que vivía en un hermoso lago lleno de frescura y vida. "¡Hola, amigos!" decía Axolito con alegría, saltando de una roca a otra. Era el guardián del agua, y todos los animalitos venían a él cuando necesitaban ayuda. "¡Cuidado, Axolito!" gritó una rana, "el agua se está secando en el río cercano!" Axolito sintió un nudo en su estómago y decidió que debía hacer algo.