27th Nov 2024
Lea era una niña curiosa que vivía cerca de un bosque encantado. Cada día, al mediodía, miraba las copas de los árboles desde su ventana. Un día, decidió aventurarse y entrar al bosque por primera vez. Ella sentía que había magia en el aire y su corazón latía con emoción. ¡Era un hermoso día soleado!
Mientras caminaba, Lea se encontró con un niño llamado Luis. Luis venía de una ciudad lejana, pero eso no le importaba. Siempre visitaba a Lea, y juntos exploraban el bosque. A Lea le gustaba su risa y la forma en que hablaba de grandes aventuras. Pasaron cinco días de puro diversión. De repente, Luis tuvo una idea brillante.
Luis decidió que necesitaba un árbol para hacer hojas de papel. Quería escribir historias maravillosas. Después de tres horas de esfuerzo, ¡el árbol cayó! Luis gritó de felicidad porque había logrado su objetivo. Tenía un magnífico árbol frente a él, la fuente de su inspiración.
De camino al bosque, Lea oyó un gran ruido. Rápidamente se acercó y encontró a Luis, cansado pero contento, al lado del gran árbol. Cuando sus miradas se encontraron, Lea sintió mariposas en su barriga. Él la miró a los ojos y vio algo especial en ellos. Decidió que tenía que contarle a Lea sobre su plan.
Mientras descansaban, Lea sacó agua de su mochila y se la ofreció a Luis. Él sonrió y prometió que con la madera de ese árbol escribiría un poema hermoso para ella. “Tus ojos verdes inspiran mis palabras”, dijo Luis. Lea sonrió, emocionada, y juntos soñaron con ese poema mágico que uniría sus corazones.