28th Oct 2024
Era un hermoso día en el jardín mágico. Las flores eran de muchos colores y formas. De repente, una flor amarilla decidió cantar. Su canto suave llenó el aire con alegría. Todas las flores se unieron a ella, cantando con gran emoción.
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La flor amarilla se llamaba Brillante. Brillante era una flor alegre y habladora. Le encantaba hacer reír a las otras flores. Juntas, decidieron que su canto haría feliz a todo el jardín. Así que comenzaron su aventura musical por todo el jardín.
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Las flores cantoras visitaron cada rincón del jardín. Pusieron su mejor melodía y dejaron que su música volara. Las flores azules bailaban con el viento, y las flores rojas giraban felices al ritmo de la canción. Todos se divertían y reían.
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Mientras cantaban, encontraron una flor rara en una esquina. Era una flor blanca y suave, llamada Nieve. Ella estaba triste porque no podía cantar. Las flores querían ayudarla. Brillante se acercó y le dijo, "¡No te preocupes! Puedes unirte a nosotros, ¡todos son bienvenidos!"
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Nieve sonrió y decidió intentarlo. Empezó a cantar suavemente y pronto sus notas hicieron eco en el jardín. Las flores se dieron cuenta de que cada una tenía un sonido único. Juntas, crearon una hermosa canción que encantó a todos.
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Siguieron su viaje, visitando a otros amigos en el jardín. Encontraron a un pequeño árbol llamado Roble que también quería cantar. Le invitaron a unirse. Roble hizo un sonido fuerte y profundo. ¡Era un acompañamiento perfecto para las flores!
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Las flores cantoras estaban felices de que cada planta tuviera su propia voz. Cada flor y árbol hizo melodías diferentes. Juntos, formaron una armonía mágica. Brillante dijo, "¡La diversidad hace nuestra música más hermosa!
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Así, en su aventura musical, aprendieron sobre la amistad y la belleza de ser diferentes. Cantaron sobre el sol, la luna y las estrellas, haciendo vibrar todo el jardín. Los pájaros se unieron a su canto, y los insectos bailaban.
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Al final del día, las flores estaban cansadas pero felices. Habían hecho muchos amigos y aprendido algo muy importante. La música y la amistad iluminan cada rincón del jardín. Así terminó el hermoso día de las flores cantoras, con risas y alegría.
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Desde aquel día, el jardín siempre resuena con la música de las flores. Brillante y sus amigas saben que, cantando juntas, pueden alegrar a todos. Y así, en su mundo mágico, siempre hay un lugar para la amistad y la canción.
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