28th Oct 2024
Era una noche tranquila cuando la luna, cansada de brillar, decidió tomarse un día libre. Con un suave susurro, les dijo a las estrellas: 'Hoy no iluminaré, necesito un descanso'. Las estrellas parpadearon, surpresas, y los animales de la selva se dieron cuenta que la luna no estaba en el cielo.
Los búhos se reunieron en la cima de un árbol. '¡No podemos dejar a todos en la oscuridad!', dijo uno de ellos. La ardilla propuso: 'Reunamos todas las luciérnagas y hagamos una fiesta brillante'. Todos acordaron y se fueron a buscar a las luciérnagas.
Las luciérnagas, al escuchar el llamado, comenzaron a llegar volando, iluminando la selva con su luz dorada. Pero había un problema; ¡había tantas luciérnagas que era difícil organizarlas! La tortuga sugirió: 'Formemos grupos, un par de luciérnagas por cada animal'. Todos asintieron con entusiasmo.
Con cada grupo de luciérnagas y los animales, la selva comenzó a brillar como un cielo estrellado. Los conejos saltaban felices, los ciervos giraban y bailaban, y hasta los leones jugueteaban entre las luces. La oscuridad se había transformado en una hermosa fiesta nocturna.
Cuando la luna volvió a mirar, vio a todos los animales y las luciérnagas iluminando la noche. Sorprendida, pensó: 'Quizás no necesito brillar sola'. La luna se sonrió, sintiéndose agradecida, y decidió que, aunque descansara, siempre habrá luz en compañía.