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Fernando Chapa

30th Jan 2025

Martín y su gran pasión

"¡Vamos, Martín, corre!" gritó Nico mientras la pelota pasaba volando. Martín, un niño de siete años, sonrió con alegría en el campo de fútbol. Su camiseta azul ondeaba al viento mientras intentaba alcanzar la pelota. Detrás de él, Valeria y Gonzalo corrían riendo, animándolo a que hiciera un gol. Pero Martín también tenía otra pasión: tocar el fagot. Aunque todos amaban el fútbol, él soñaba con tocar su instrumento en el escenario.

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Un día, después del colegio, Martín se encontró con sus hermanos. Gabriel, que era un poco mayor, bromeó: "¿Qué es más divertido, jugar al fútbol o tocar el fagot?" Inés, la pequeña, aunque no entendía mucho, dijo: "¡Yo quiero ser artista!" Martín sonrió y respondió: "¡Ambas cosas son geniales!" Esa tarde, el sol brilló mientras los tres jugaban, riendo y soñando. Martín sabía que podía ser un gran futbolista y también un músico brillante. La vida era un partido y una melodía, todo al mismo tiempo.

An outdoor scene with Martín, a young Hispanic boy with a blue soccer jersey, standing with his siblings Inés and Gabriel, laughing and discussing music and soccer, bright sunshine, vibrant colors, joyful atmosphere, illustration

Esa noche, después de cenar, Martín se sentó en su habitación con su fagot. Cerró los ojos y comenzó a tocar una melodía suave que había aprendido en sus clases. Mientras lo hacía, imaginaba que su música viajaba como el viento, uniendo sus dos mundos: el campo de fútbol y el escenario. Su hermano Gabriel lo escuchó desde el pasillo y comentó: "¡Eso suena increíble, Martín! Seguro que algún día tocarás enfrente de una gran audiencia". Martín sonrió, confiado en que sus sueños se harían realidad.

Al día siguiente, en el recreo, Martín se reunió con Valeria y Gonzalo para practicar. "Después del partido de hoy, podríamos ir a casa y tocar música todos juntos," sugirió Valeria, quien también sabía tocar el piano. Gonzalo, entusiasmado, respondió: "¡Sí, hagamos una banda!". Martín se sintió feliz al ver que sus amigos compartían sus intereses. Juntos planearon una tarde llena de deportes y música, combinando lo que más les gustaba hacer.

Cuando el sol comenzó a ponerse, los niños se reunieron en el salón de la casa de Martín. Gabriel e Inés se unieron para escuchar el pequeño concierto que habían preparado. Martín levantó su fagot, Valeria se sentó al piano y Gonzalo tamborileaba con palillos en un par de ollas como si fueran tambores. La música llenó la habitación de alegría y risas. Era el final perfecto para un día lleno de pasiones compartidas, demostrando que, al igual que en el fútbol, en la música también se jugaba en equipo.