3rd Jun 2025
En la aldea de los sordos, los niños jugaban contentos. "¡Vamos a encontrar palabras!", gritó Sofía. "¡Sí! Haré un poema para todos!", respondió Lucas con una sonrisa. Mirando al cielo, soñaban con sonidos inexistentes, pero sus corazones latían con fuerza. Juntos, eran felices, creando palabras que danzaban en el aire del pueblo.
Un día, la abuela Rosa llegó con un libro brillante. "Este libro tiene palabras mágicas", dijo emocionada. "¿Mágicas?", preguntó Sofía. "Sí, palabras que traen armonía y alegría a la aldea", respondió la abuela. Los niños escucharon con atención mientras Rosa les decía las palabras, y todos sonrieron, llenos de alegría.