28th Oct 2024
Era una noche oscura y brillante. Un niño llamado Mateo veía al cielo. Las estrellas brillaban como pequeñas luces. Mateo quería hacer un deseo grande.
Mateo cerró los ojos y pidió ver las estrellas de cerca. De repente, sintió un viento suave. ¡Era mágico! El cielo lo envolvió.
Mateo voló más alto y más alto. Miró hacia abajo y vio su casa tan pequeña. Las nubes eran suaves como algodón.
Las estrellas comenzaron a caer como brillantes estrellas de papel. Mateo sonrió y rió. ¡Estaba en una lluvia de estrellas!
Cada estrella era como un amigo. Le dijeron: '¡Sigue tu camino, aventurero!'. Mateo se sintió valiente y feliz.
Mateo siguió volando. Conoció a un pájaro que cantaba. El pájaro lo llevó a un arcoíris brillante.
Bajo el arcoíris, había un lago mágico. Las estrellas se reflejaban en el agua como diamantes.
Se encontró con un pez que danzaba. El pez le dijo: '¡Súbete y ven a jugar!'. Mateo saltó al agua.
Bailaron y jugaron. Mateo se sentía mágico y libre. ¡La diversión no paraba nunca!
Finalmente, el cielo comenzó a aclararse. Era hora de volver. Las estrellas le dieron un abrazo y le dijeron adiós. Mateo volvió a casa, feliz y lleno de sueños.