Era un día brillante cuando el Sol y la Luna decidieron tener una fiesta. El Sol, con su luz dorada, sonrió a la Luna, que brillaba con un suave resplandor plateado. Juntos, hicieron una lista de todos los animales del día y de la noche a los que querían invitar. El Sol cantó alegremente mientras la Luna hizo una hermosa danza con sus estrellas.

Cuando llegó la noche, la Luna comenzó a invitar a los amigos nocturnos. Llamó a las pequeñas luciérnagas que danzaban en la oscuridad y a los búhos sabios que vigilaban desde lo alto de los árboles. La fiesta prometía ser maravillosa con todos juntos, bajo el cielo estrellado.

Al final de la noche, el Sol y la Luna agradecieron a todos los animales por asistir a su fiesta mágica. Todos prometieron volver el próximo año. Con una sonrisa, el Sol comenzó a salir mientras la Luna se despedía, dejando un resplandor de felicidad en el corazón de cada amigo.