7th Oct 2024
Había una vez en un pequeño pueblo, dos amigos llamados Tomás y Elena. Siempre soñaban con el espacio y sus misterios, como estrellas que brillan y un mundo lleno de sueños. Un día decidieron construir un cohete casero, con cajas, tubos y una gran caja de cartón. Reunieron materiales con gran emoción, ¡sus corazones latían con pura ilusión!
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Cuando terminaron su cohete brillante, se subieron con alegría y un poco de nervio, tomaron el control y contaron hasta tres, ¡vieron cómo el cohete comenzó a despegar hacia el rey! De pronto, ¡volaron hasta el espacio! Las estrellas les sonreían, en un baile muy audaz. Pero, de repente, encontraron algo muy extraño, ¡naves de extraterrestres llevaban semanas en el mismo tamaño!
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Los extraterrestres eran de muchos colores, verdes, azules, y llenos de brillos y temores. Con ojos grandes y sonrisas amplias, les invitaron a una carrera en sus naves tan pacias. Tomás y Elena miraron con sorpresa y placer, ¡una carrera intergaláctica iba a empezar desde el amanecer!
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En la cuenta regresiva todos se prepararon, Tomás y Elena se sintieron emocionados. Con un rugido, sus naves comenzaron a volar, ¡saliendo de la Tierra, listos para soñar! Por los anillos de Saturno pasando y danzando, los otros extraterrestres no paraban de gritar, ¡el espacio es nuestro lugar!
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Cada amigo usó todo su ingenio, girar y esquivar, fue su pequeño sueño. Mientras avanzaban, hicieron un plan, ¡lanzar un rocío de estrellas! ¡Eso los ayudará! Los extraterrestres se asustaron, no esperaban una táctica mágica, mientras ellos avanzaban.
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A medida que corrían, todos se sorprendían, la inteligencia de Tomás y Elena era de maravilla. De un agujero de gusano, rompieron la barrera, mientras sus risas y gritos resonaban en la esfera. Ganaron la carrera, ¡no había mejor resultado! Volviendo a casa, su viaje fue dorado.
Cuando aterrizaron en su hogar querido, todos se sorprendieron, nadie lo había creído. Dos amigos valientes que soñaron en grande, ahora eran héroes, su historia se expande. La gente en su pueblo celebró con canciones y risas, gracias Tomás y Elena, por todas sus rimas.
De vuelta en la Tierra, al mirar al cielo, recordaron la carrera, ¡no fue solo un anhelo! Con estrellas y amigos, soñando otra vez, en su pequeño pueblo, donde todo lo pueden hacer. Y así, cada noche, mientras soñaban juntos, sabían que las estrellas estaban siempre al alcance de su mundo.
