1st Dec 2024
Había una vez, en la antigua Grecia, un joven llamado Alexios. Él soñaba con ser el mejor médico de su tiempo. Le encantaban las historias de Hipócrates, un gran médico. Alexios quería aprender todo sobre curar enfermedades. Un día, decidió que seguiría sus pasos.
?alt=media&token=18fb69b8-0532-4ea9-8be7-82310ba1980b)
Mientras paseaba por las calles de Kos, Alexios encontró un antiguo pergamino en una tienda. El pergamino hablaba sobre el juramento hipocrático. Era un importante código para médicos. Alexios lo leyó con emoción y quiso vivir por esos principios. Se prometió ser un buen médico al seguir esas reglas.
Con el tiempo, Alexios se convirtió en un médico querido. Sin importar la enfermedad, siempre atendía a sus pacientes con cariño. Le gustaba aprender cosas nuevas y mejorar. Recordaba una frase de Hipócrates: 'La vida es corta, el arte largo'. Eso lo inspiraba a nunca rendirse.
Un día, una plaga llegó a Kos y todos estaban asustados. Muchos médicos no sabían qué hacer. Alexios, fijándose en lo que decía Hipócrates, empezó a investigar. Pasó noches estudiando para encontrar una cura. Estaba decidido a ayudar a su comunidad.
Finalmente, encontró una mezcla de hierbas que ayudó a todos. Gracias a su esfuerzo, muchas vidas se salvaron. La gente aclamó a Alexios como héroe. Nunca olvidó a Hipócrates y enseñó su sabiduría a otros. Así, su legado vivió, inspirado a nuevos médicos.
