29th Nov 2024
Calisto era un joven noble, valiente y soñador. Un día, caminando por su hermoso jardín lleno de flores, sus ojos se posaron en Melibea. Ella era una joven encantadora con cabello oscuro y una sonrisa brillante. Calisto sintió que su corazón latía rápido mientras la miraba maravillado. Pero Melibea no estaba interesada, y su rostro se llenó de determinación.
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Desesperado por conquistar el corazón de Melibea, Calisto decidió pedir ayuda. Fue a ver a Celestina, una anciana astuta que sabía cómo hacer que la gente se enamorara. Su casa estaba llena de espejos y pociones de colores brillantes. Celestina escuchó a Calisto con atención y sonrió con picardía, aceptando ayudarlo a cambio de una generosa recompensa.
Celestina, con su ingenio, planeó un encantamiento mágico. Mezcló hierbas y flores en una olla burbujeante mientras murmuraba palabras secretas. Calisto observaba emocionado, imaginando a Melibea sonriendo por él. Celestina le aseguró que, con su ayuda, todo sería posible.
Llegó el día de la cita, y Calisto, lleno de nervios, se presentó en el jardín de Melibea. Celestina había hecho su trabajo, y una pequeña luz mágica brillaba en el aire. Cuando Melibea vio a Calisto, su corazón comenzó a palpitar. "¿Qué sucede?", preguntó con curiosidad, y Calisto se sintió esperanzado.
Sin embargo, Melibea miró a Calisto y, aunque sintió algo especial, se mantuvo firme. Sabía que el amor no podía ser forzado. Calisto, aunque triste, decidió respetar su decisión. Aprendió que el verdadero amor necesita tiempo y respeto. Y así, el joven noble guardó siempre un lugar especial para Melibea en su corazón.
