10th Jan 2025
Sinforoso era un niño mal educado. A menudo se metía con todos y siempre decía: “¡No me importa lo que piensen de mí!” Un día, mientras molestaba a sus compañeros en el parque, un anciano le dijo: “¿Sabes, niño? La amabilidad es un poder más fuerte que cualquier insulto.” Sinforoso se rió, pero esa noche, no pudo dejar de pensar en las palabras del anciano.
Al día siguiente, Sinforoso decidió que iba a intentarlo. En el parque, vio a una niña afligida porque había perdido su muñeca. Se acercó y le dijo: “No llores, yo te ayudaré a buscarla.” La niña sonrió con gratitud. Mientras buscaban, Sinforoso sintió algo nuevo en su corazón: la alegría de ayudar a alguien, y prometió ser un mejor niño. Desde entonces, se convirtió en el amigo de todos.