10th Dec 2024
Había una vez dos martosas, Lila y Clara, que vivían en un campo cerca de un río. Lila siempre decía: "¡Mira, Clara! Si yo fuera tan lenta como tú, nunca podría escapar de las tormentas. ¡La rapidez es nuestra mejor amiga!" Clara, un poco triste, le respondió: "Pero yo me esfuerzo para ser fuerte. Ser rápida es importante, pero yo aprendo de otra forma."
Un día, la tormenta llegó muy rápido. Lila voló hacia un árbol alto y gritó: "¡Corre, Clara! ¡La tormenta te atrapará! Si fueras más rápida, ya estarías a salvo." Clara no se rindió. Voló con fuerza y enfrentó su miedo. Un año después, cuando la tormenta volvió, Clara voló tan rápido como nunca. Lila sonrió y dijo: "¡Lo lograste, Clara! Cada uno tiene su propio camino hacia el futuro."
Desde aquel día, cada vez que una tormenta se acercaba, Lila y Clara volaban juntas. Lila, siempre rápida, guiaba el camino, mientras Clara volaba a su propio ritmo. Juntas aprendieron que la velocidad no era lo único importante; también lo era ser valiente y aprender a tu manera.
Con el tiempo, se esparció la noticia entre los animales del campo sobre las dos martosas que enfrentaban las tormentas juntas. Muchos se acercaban para escuchar sus historias y aprender a no compararse. Lila y Clara compartían sus experiencias, cada una con su propio toque especial, inspirando a todos con su amistad y valentía.
Y así, Lila y Clara siguieron disfrutando de su vida en el campo, enfrentando todo lo que venía con confianza y alegría. Aprendieron que aunque eran diferentes, juntas eran más fuertes y felices. Y cada vez que una tormenta se asomaba, sabían que lo importante era seguir adelante, cada una a su manera, y nunca dejar de intentarlo.