7th Oct 2024
Era una tortuga llamada Tula, muy lentita pero muy sabia. Un día, el viento sopló fuerte y rápido, burlándose de ella. Tula sonrió y decidió que quería hacer una carrera. "¡Yo desafío al viento!" gritó con valentía, causando risitas entre los demás animales. ¿Cómo podría una tortuga ganar contra el viento tan veloz?
El viento, sorprendido y divertido, aceptó el desafío, levantando polvo y hojas. Todos los animales se reunieron para ver la carrera. Se colocaron en la línea de salida, Tula con su caparazón brillante y el viento, un susurro fresco en el aire. Las palomas aplaudían, ¡era un gran espectáculo!
"¡Listos, listos, fuera!" gritó el león, y la carrera comenzó. Tula avanzó despacito, paso a paso, mientras el viento volaba y giraba, zumbando con fuerza. "No tengo miedo", pensó Tula, recordando su secreto especial. Era una canción que su abuela le había enseñado, una canción que la hacía fuerte.
Mientras la tortuga caminaba, comenzó a cantar suavemente. La melodía flotaba en el aire, como una suave brisa. El viento escuchó, y algo raro sucedió. Aunque era más rápido, comenzó a disminuir su velocidad. La canción de Tula llenó el espacio, un momento verdaderamente especial.
Todos los animales miraban asombrados, y sus ojos se abrían como platos. Tula seguía avanzando con calma, cantando su canción alegremente. El viento se dio cuenta de que no quería ganar, solo quería jugar. La tortuga lo sorprendió, con su voz melodiosa y dulce, haciendo que el viento se detuviera un momento, sintiéndose muy feliz.
Así continuaron, con el viento dando vueltas y Tula con su canto. Pasaron por flores brillantes y un arroyo que cantaba. Las hojas danzaban y el sol brillaba, creando un espectáculo mágico. Al final de la carrera, la tortuga llegó a la meta, ¡y todos se quedaron boquiabiertos!
El viento, divertido y un poco cansado, sonrió y reconoció a su rival. "Eres más sabia de lo que pensé, pequeña tortuga. Te has llevado mi aliento, y al hacerlo, has ganado esta carrera". Tula sonrió con humildad, alegre de haber desafiado al viento. Empezó a bailar con los demás, se sentía muy feliz, ¡había hecho historia!
Desde ese día, todos aprendieron que no importa cuán lento uno sea, lo que importa es la valentía que hay que tener. Y también que una buena canción a veces puede hacer que el viento se detenga, para escuchar con atención, y juntos disfrutar de la diversión.
Así que no subestimes nunca tu corazón, canta fuerte y con gran razón. Al igual que Tula, que hacia el viento le ganó, recuerda que todos tenemos algo especial ¡siempre hay que creer y seguir adelante!