9th Feb 2025
En el Jardín de Niños Enrique C. Rebsamen, todos estaban emocionados. "¡Bienvenidos!" decía la directora Dalila, sonriendo ampliamente. Los niños aplaudían con alegría y gritaban: "¡Queremos jugar y aprender!" El sol brillaba, y un día de diversión estaba por comenzar.
Las maestras Tanya, Liz, Olga, Itzel y Elena estaban preparadas para la gran exposición. Ellas vestían coloridos trajes que hacían eco de risas y canciones. “¡Hoy bailaremos y aprenderemos juntos!” dijo la maestra Tanya mientras hacía un giro.
El escenario estaba adornado con globos de muchos colores. Había letras gigantes en cada esquina que invitaban a jugar. Los niños corrían de un lado a otro, llenos de energía y risas. “¡Mira, yo puedo saltar más alto!” dijo un pequeño llamado Andrés.
La música comenzó a sonar. Todos se unieron para bailar al ritmo alegre. “¡Vamos a movernos!” gritó la maestra Olga, bailando con energía. Los niños la imitaron, moviendo sus brazos y pies con gran alegría.
Cada maestra tenía una actividad especial. La maestra Itzel enseñaba a pintar. “¡Usen todos los colores!” decía. Los niños usaban amarillo, rojo y azul, creando hermosas obras de arte. “¡Mira lo que hice!” decía Sofía, mostrando su pintura con orgullo.
La maestra Elena estaba lista para cantar. Con una guitarra en mano, empezó a tocar una canción. “¡Canten conmigo!” decía mientras los niños se unían, llenando el aire con melodías y risas.
“Ahora es tiempo de jugar en el jardín,” anunció la directora Dalila. Todos corrieron hacia el patio, donde había juegos y animales de juguete. “¡Yo quiero jugar en el tobogán!” gritaba Pablo, mientras se lanzaba al suelo.
Algunos niños hicieron una carrera, y otros comenzaron a jugar con bloques de colores. “¡Construyamos una torre gigante!” dijo Liz, animando a todos a participar. Pronto, la torre era tan alta que los niños reían al tratar de tocarla.
Al final del día, todos estaban cansados pero felices. “¡Qué día tan divertido!” exclamó Andrés. “Aprendí tanto y bailé mucho.” Dalila sonrió y dijo: “Así es, aquí siempre aprenderemos en un mundo de colores y alegría.”
Con el sol poniendo en el horizonte, los niños se despidieron con grandes sonrisas. “¡Volveremos mañana!” gritaron mientras se marchaban, ansiosos por otro día en el Jardín de Niños Enrique C. Rebsamen.