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Cuentos Para Dormir
Descubre la emocionante carrera entre Tula, la tortuga sabia, y Lina, la liebre rápida. Aprenderán que la perseverancia es más importante que la velocidad.
Había una vez un bosque lleno de vida. En ese bosque, vivía una tortuga llamada Tula. Tula era lenta pero muy sabia. También había una liebre llamada Lina. Lina era rápida y presumida. Un día, Lina se rió de Tula por ser tan lenta.
Tula no se dejó afectar. Con una sonrisa, le dijo a Lina: "¿Qué te parece si hacemos una carrera?" Lina, segura de su velocidad, aceptó de inmediato. Todos los animales del bosque se reunieron para ver la carrera. Los pájaros cantaban y los conejos saltaban de emoción.
El día de la carrera llegó. Tula y Lina estaban listas en la línea de salida. El zorro fue el juez y gritó, "¡Listos, fuera!" Lina salió disparada, dejando a Tula muy atrás. Tula comenzó a moverse con calma, paso a paso.
Lina, al ver que iba muy adelante, decidió descansar bajo un árbol. "Soy tan rápida," pensó, "puedo dormir un rato." Así que se acomodó y cerró los ojos. Tula seguía avanzando despacito, sin detenerse.
Mientras Lina dormía, Tula seguía avanzando. Ella pensaba en lo importante que era no rendirse. Con cada paso, se acercaba más a la meta. La tortuga no miró hacia atrás y continuó con firmeza.
Después de un buen rato, Lina se despertó y vio que la carrera aún no había terminado. Miró hacia adelante y vio a Tula muy cerca de la meta. "¡Oh no!" gritó Lina, corriendo tan rápido como pudo. Pero ya era tarde.
Tula llegó a la meta, y todos los animales comenzaron a aplaudir. La liebre llegó poco después, pero no pudo alcanzar a la tortuga. "¡He ganado!" gritó Tula con alegría. Lina se sintió avergonzada, pero también aprendió algo importante.
La tortuga le sonrió a Lina y le dijo: "No se trata solo de ser rápido, sino de nunca rendirse y seguir adelante. La perseverancia es clave." Lina se dio cuenta de que necesitaba aprender de Tula.
Desde ese día, Tula y Lina se hicieron mejores amigas. Juntas, enseñaron a otros animales que la velocidad no siempre es lo más importante. Lo que realmente importa es la determinación y el corazón.
Y así, en el bosque, la fábula de la tortuga y la liebre se convirtió en una historia que todos recordarían por siempre.
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