20th Apr 2024
Había una vez un niño llamado Jesús que vivía en un pequeño pueblo en las montañas. Jesús era curioso y siempre estaba buscando aventuras. Un día, mientras exploraba el bosque cerca de su casa, encontró un misterioso mapa. El mapa mostraba un camino hacia un tesoro escondido en una cueva en lo alto de la montaña.
Decidido a descubrir el tesoro, Jesús comenzó su emocionante viaje. Siguió el mapa a través de densos bosques, cruzó ríos cristalinos y escaló empinadas rocas. Finalmente, llegó a la entrada de la cueva, llena de misterio y emoción.
Dentro de la cueva, Jesús encontró cofres llenos de monedas brillantes y joyas centelleantes. Estaba maravillado por la belleza del tesoro. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de tomar el cofre más grande, escuchó un suave susurro. Era una anciana sabia que custodiaba el tesoro.
La anciana le dijo a Jesús que el verdadero tesoro no era el oro ni las joyas, sino la valentía y la bondad que lo habían llevado hasta allí. Jesús comprendió la lección y decidió dejar el tesoro en la cueva para que otros también pudieran disfrutar de su belleza. Con el corazón lleno de gratitud, regresó a su pueblo con una gran sonrisa en el rostro.
Desde ese día, Jesús se convirtió en el héroe del pueblo, conocido por su valentía y generosidad. Siempre recordaba la lección de la anciana y compartía su sabiduría con los demás. Y así, la historia del niño Jesús y el tesoro en la cueva se convirtió en una leyenda que perduraría para siempre.