28th Oct 2024
Había una vez un caracol llamado Carlitos. Carlitos era un caracol muy lento, pero tenía un gran corazón. Un día, su amiga la mariposa, Sofía, voló lejos y Carlitos decidió ir en su búsqueda. Con su casa en la espalda, comenzó su gran aventura bajo el brillante sol.
Carlitos siguió un camino lleno de flores de colores y hojas verdes. A medida que avanzaba, conoció a muchos amigos. Una mariquita simpática se unió a él y juntos compartieron risas y canciones. Pero, a pesar de la compañía, Carlitos seguía sintiéndose triste por no encontrar a Sofía.
Después de un largo día, Carlitos llegó a un hermoso estanque. Allí, vio un reflejo de la luna brillar en el agua. Recordó las historias que Sofía le contaba sobre el cielo y decidió seguir adelante. Con cada paso, su espíritu se llenaba de esperanza.
Finalmente, en el corazón del bosque, Carlitos oyó un suave aleteo. Corría hacia el sonido y, para su sorpresa, encontró a Sofía, atrapada en una telaraña. Sin pensarlo, Carlitos usó su lentitud para desenredar a su amiga. Juntos, celebraron su reencuentro con alegría desbordante.
Carlitos aprendió que no importa la velocidad, sino el amor y la amistad. De regreso en su hogar, él y Sofía compartieron su propia historia. Y así, el pequeño caracol y su amiga mariposa vivieron felices, recordando que las aventuras son más especiales cuando se comparten.