7th Oct 2024
Un pequeño pez en el océano, con escamas brillantes, sueña en su hogar. Se llama Peco y quiere volar, como los pájaros que ve en el mar. El día llega y él quiere intentar, “¡Hoy es el día! Voy a soñar y soñar!”
Nadando y burbujeando, Peco va a explorar. Se siente emocionado, ¡listo para volar! En su camino encuentra una hermosa gaviota, que vuela alto, le dice: “¡No temas, pequeña gota!”
La gaviota se llama Gavi y tiene alas grandes. “Si quieres volar, sigue tus instintos vibrantes. A veces hay que creer, y en sueños volar, solo tienes que intentar y nunca desmayar.”
“¿Pero cómo voy a volar?, pregunta Peco con miedo. “Soy solo un pez, no tengo alas, ¡eso es un enredo!” La gaviota sonríe y dice con suavidad: “A veces, tus sueños necesitan creatividad.”
Juntos se sientan en una roca brillante. Gavi empieza a contar historias de lo que hay adelante. “El viento es libre, y tú también puedes ser. Solo cierra los ojos, deja el miedo perder.”
Con los ojos cerrados, Peco siente el viento. Se imagina volando, sintiendo el aliento. “Soy una estrella, cruzando el cielo azul. Soy un pájaro en vuelo, ¡soy un pez muy audaz!”
La gaviota se ríe, su risa es canción, “Tu corazón te guiará, escucha su razón. Los sueños que abrazas, pueden hacerse verdad, si sigues tu viaje y dejas la ansiedad.”
“Vamos a intentar”, exclama Peco con fe. “Seguro que puedo, tengo ganas de creer.” Con un empujón de agua y su pequeño aleteo, se lanzan juntos al mar, dejando el miedo. Éxito, ¡qué emoción!
Alzó sus aletas, nadó con valor; sintió en su pecho el ardor del amor. Gavi lo guiaba mientras el cielo brillaba, y Peco sonriendo, ¡vaya aventura tan hermosa!
Al final del día, Peco ya no temía. En su corazón supo que su sueño seguía. Volar no tiene límites, si algo quieres hacer. Soñar es el comienzo, y el cielo es de beber.