28th Oct 2024
En un hermoso lago, vivían patos felices. El lago brillaba bajo el sol y tenía flores de colores alrededor. Un día, un pato llamado Pablo vio algo extraño en el agua. "¡Miren!" exclamó Pablo, señalando con su ala. Los demás patos miraron intrigados.
Pablo reunió a sus amigos para investigar. Juntos, eran un grupo divertido. Estaban Pedro, el pato audaz, y Clara, la pato curiosa. Decidieron nadar hacia la orilla donde vieron algo raro. "Tal vez sea un tesoro", sugirió Pedro emocionado.
Cuando llegaron a la orilla, vieron algo brillante. Era un antiguo ancla de barco. "¿Qué hace aquí?" preguntó Clara. Los patos se miraron unos a otros, llenos de preguntas. "Debemos descubrirlo", dijo Pablo con determinación.
Mientras exploraban, encontraron huellas en la orilla. "¿Son huellas de otra criatura?" preguntó Pedro. Los patos estaban intrigados. Decidieron seguir las huellas mientras nadaban juntos en el lago, ayudándose mutuamente.
Las huellas los llevaron a un gran arbusto. "¿Qué hay detrás de este arbusto?" preguntó Clara. Todos estaban emocionados. Cuando miraron detrás, encontraron un pequeño pato. Estaba triste y perdido.
“¡Hola! Soy Pato, y no sé cómo volver a casa”, dijo el pato pequeño. Los patos se sintieron mal por Pato. "¡No te preocupes! Trabajaremos juntos para llevarte a casa", prometió Pablo.
Los patos formaron un equipo, cada uno con su propio talento. Pedro voló alto para ver el camino. Clara se aseguró de que Pato estuviera seguro. Con esfuerzo y risa, guiaron a Pato hacia su hogar en la orilla lejana.
Finalmente, llegaron al hogar de Pato, lleno de ramos y flores brillantes. "¡Gracias, amigos!" exclamó Pato con felicidad. Los patos sonrieron, sintiendo que su colaboración tuvo éxito.
El sol brilló mientras los patos regresaban al lago, riendo y contando historias. Habían aprendido que juntos eran más fuertes. La amistad y el trabajo en equipo eran sus tesoros más grandes.