28th Oct 2024
Había una vez un niño llamado Hugo, que amaba jugar en el parque. Un día, mientras exploraba, encontró una puerta secreta entre los arbustos. Hugo, muy curioso, decidió abrir la puerta y entró en un jardín mágico lleno de flores de colores. Las flores brillaban bajo el sol y parecían susurrarse entre sí.
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Mientras caminaba, una hermosa rosa roja se inclinó hacia él y dijo: "Hola, Hugo, soy Rosa, y tengo una historia para ti". Hugo se sorprendió, pero se sentó en la hierba para escuchar. Rosa comenzó a contarle sobre un buen amigo que siempre ayudaba a los demás y lo importante que es ser amable.
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Después de escuchar la historia, Hugo sintió que su corazón se llenaba de felicidad. Agradeció a Rosa por la lección sobre la amistad y siguió su camino por el jardín. Pronto llegó a un girasol alto que lo miraba con ojos brillantes. "Soy Girasol, y también tengo una historia", dijo el girasol con una voz alegre.
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Girasol le contó a Hugo sobre el valor de ser uno mismo y no dejarse influenciar por otros. Hugo se dio cuenta de que ser auténtico es esencial. Entonces, se despidió del girasol y continuó su aventura. Más adelante, encontró un grupo de flores pequeñas que se llamaban Margaritas.
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"Nosotros representamos la felicidad!" dijeron las margaritas al unísono. Hugo sonrió y escuchó su cuento sobre disfrutar los pequeños momentos de la vida. Aprendió que la felicidad se encuentra en las cosas simples y en compartirla con amigos.
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A medida que exploraba más, llegó a un árbol antiguo que tenía flores blancas alrededor de su tronco. "Soy el Árbol Sabio", dijo el árbol con una voz profunda y tranquila. "Te puedo enseñar sobre la paciencia". El árbol le contó historias de cómo los sueños tardan en florecer como las flores que crecen lentamente.
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Hugo pensó en lo que había aprendido y se sintió agradecido por cada historia. Decidió que quería llevar esas lecciones a su vida. Se despidió del jardín, prometiendo volver a visitar sus amigos, Rosa, Girasol, Margaritas y el Árbol Sabio.
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Cuando salió del jardín, Hugo sintió que había cambiado. Regresó al parque, y con una sonrisa, corrió a contarle a su madre sobre el jardín mágico. Ella sonrió y le preguntó si había aprendido algo importante. Hugo respondió que sí: aprender de los demás es esencial para el corazón.
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Esa tarde, mientras se dormía, Hugo recordó cada historia y sus lecciones. Se prometió nunca olvidar el jardín de los sueños, donde las flores siempre contarían historias y cada historia llevaba un mensaje especial."
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