28th Oct 2024
Había una vez un niño llamado Lucas. Lucas era un niño curioso y le encantaba explorar. Un día, mientras caminaba, vio algo brillante entre los arbustos.
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Al acercarse, descubrió un pequeño jardín. Las flores allí eran de muchos colores: rojas, azules, y amarillas que brillaban bajo el sol.
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Mientras Lucas miraba, una flor violeta se movió. "Hola, soy Violeta", dijo la flor. "Este es un jardín mágico. ¡Bienvenido!"
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Lucas se sorprendió y sonrió. "¡Hola, Violeta!" respondió. Las flores comenzaron a hablar y a reír, y Lucas se sintió feliz.
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Las flores lo cuidaban. Le decían cosas bonitas, como: "Eres especial, Lucas, eres nuestro amigo". Lucas se sentía muy querido.
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Un día, Lucas trajo semillas de su casa. Las flores le dieron un espacio en el jardín para plantar. "¡Cuidaremos tus semillas!" dijeron.
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Con el tiempo, las semillas crecieron. Al ser regadas y cuidarlas, se convirtieron en flores hermosas. Lucas se llenó de alegría.
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El jardín se convirtió en un lugar mágico, lleno de risas y juegos. Lucas visitaba a sus amigas flores todos los días.
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Un día, al atardecer, Lucas les prometió: "Siempre seré su amigo, las cuidaré, y vendré cada día". Las flores sonrieron.
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Desde entonces, Lucas y el pequeño jardín mágico vivieron felices. La amistad entre un niño y las flores era un gran regalo.
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