7th Oct 2024
Ana estaba en el jardín de su abuela, lleno de flores y colores. Un día, mientras jugaba, encontró una puerta pequeña a la sombra de un rosal. La puerta era dorada y brillaba bajo el sol, como si ocultara un gran secreto. Intrigada, Ana giró la manija y la puerta se abrió con un suave chirrido. Al cruzarla, un viento fresco la envolvió, llevándola a un reino olvidado.
Ana se encontró en un mundo asombroso. Había hadas danzando entre las flores y árboles que hablaban. Todo era mágico, pero Ana notó que las hadas lucían tristes y confundidas. Una hada traviesa llamada Lila se acercó a ella. "¡Hola!" dijo Lila, revoloteando. "¡Necesitamos tu ayuda! Hemos olvidado nuestras memorias."
Lila explicó que un hechizo había borrado los recuerdos de todos en el reino. Las hadas no recordaban su magia ni las historias que una vez contaron. Ana sintió un profundo deseo de ayudar. Pero, ¿cómo romper un hechizo tan fuerte? Lila sonrió y dijo: "Debemos encontrar el antiguo libro de los recuerdos, escondido en el bosque encantado."
Ana se mostró valiente y decidió ayudar a Lila. Juntas, comenzaron la búsqueda por el bosque que brillaba con luces de colores. Los árboles eran altos y enredados, pero Ana no se rindió. Al caminar, cantó una canción que hacía eco entre las hojas. El sonido puro atraía a otros seres mágicos que se unieron a su canto.
Al llegar a un claro iluminado, encontraron un espejo antiguo. Lila dijo: "Este espejo te mostrará el camino, pero debes reflejar tus verdaderos sentimientos". Ana miró su reflejo y recordó los momentos felices en el jardín de su abuela. El espejo chisporroteó y reveló un sendero dorado que se adentraba más en el bosque.
Siguiendo el sendero, llegaron a un puente de arcoíris que llevaba a una cueva brillante. Ana estaba emocionada. "¡Quizás ahí esté el libro!" exclamó. Cruzaron el puente y entraron en la cueva, donde un resplandor dorado iluminaba las paredes. En el centro, sobre un pedestal, estaba el libro de los recuerdos.
Lila y Ana se acercaron y abrieron el libro. Páginas llenas de historias mágicas y risas llenaron el aire. Entonces, un rayo de luz brilló y envolvió a todas las hadas del reino. Poco a poco, sus memorias comenzaron a regresar, llenando el aire de risas y alegría. Ana sonrió al ver la felicidad de sus nuevos amigos.
Pero había un último deseo. Ana, con su corazón lleno de amor, pidió que todos recordaran la bondad. Al hacerlo, un arcoíris salió del libro y cubrió todo el reino. Las hadas comenzaron a danzar, y el cielo se llenó de colores hermosos. Ana sentía que su alma brillaba con cada rayo.
Lila le agradeció a Ana y le ofreció un regalo especial: un pequeño frasco de polvo de hada. "Siempre recuerda el valor de la amistad y la magia. Este polvo te llevará de regreso cuando lo necesites". Ana regresó al jardín de su abuela, con una gran sonrisa y un corazón lleno de recuerdos mágicos.