7th Oct 2024
Tres amigos, Ana, Luis y Pablo, vivían en un pequeño pueblo. Un día, decidieron escalar una colina alta y ver lo que había en la cima. Cuando llegaron, encontraron un castillo brillante y mágico que parecía estar esperando su llegada. Todos estaban emocionados y entraron juntos al castillo, llenos de curiosidad.
Dentro del castillo, vieron paredes cubiertas de telarañas y luces titilantes. De repente, un mago anciano apareció ante ellos, con una larga barba y un vestido azul. "¡Bienvenidos, amigos!" dijo el mago. "Tengo una misión para ustedes: deben resolver acertijos mágicos para liberar este castillo de un antiguo hechizo".
Los amigos asintieron. El mago les dio su primer acertijo: "Soy ligero como una pluma, pero ninguna persona puede sostenerme. ¿Qué soy?" Ana pensó y dijo, "¡El aliento!". El mago sonrió y les dio una pista mágica que brilló en sus manos.
El segundo acertijo era más difícil. "¿Qué tiene ojos, pero no puede ver?" preguntó el mago. Luis cerró los ojos y pensó. "¡Las patatas!" exclamó. El mago asintió y les dio otra pista que los llevó a una puerta dorada.
Frente a la puerta dorada, el tercer acertijo apareció: "Camina sobre cuatro patas por la mañana, sobre dos patas al mediodía, y sobre tres patas al anochecer. ¿Qué es?" Pablo frunció el ceño y dijo, "¡El hombre!" El mago rió feliz y la puerta se abrió, revelando una habitación llena de tesoros.
En la habitación había joyas brillantes y un espejo mágico que reflejaba sus deseos. Los amigos se miraron y comprendieron que su verdadera riqueza era su amistad. Prometieron siempre ayudarse y jugar juntos. El mago, emocionado, les dio una varita mágica como recuerdo.
Al salir del castillo, el paisaje era aún más hermoso y colorido. Se despidieron del mago y le prometieron volver. Ellos corrieron colina abajo, riendo y contando sus aventuras a todos los que conocían. “¡Un castillo encantado, qué emocionante!," decían con alegría.
Desde ese día, los tres amigos pasaron más tiempo juntos, explorando, jugando y resolviendo misterios. Sabían que había más aventura esperando por ellos, porque todo lo que necesitan es su amistad.
Así es como Ana, Luis y Pablo descubrieron el valor de los acertijos y la magia de la amistad. Aprendieron que juntos, son más fuertes y pueden superar cualquier reto. Y con un brillo en los ojos, siempre recordarán su mágico día en el castillo encantado.