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Claudia Kemmerer

12th Feb 2025

El Viaje de Luz a las Cataratas Majestuosas

Luz era una niña muy solitaria. Un día, mientras miraba por su ventana, vio a dos pájaros jugando en el jardín. "¿Por qué no puedo hacer amigos como ellos?", se preguntó. Su corazón estaba lleno de curiosidad y decidió que era hora de explorar. "Voy a encontrar las majestuosas cataratas que escuché en las historias, rodeadas de vegetación y vida", pensó Luz con determinación.

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Luz comenzó su viaje temprano en la mañana, con una pequeña mochila llena de lápices de colores y su cuaderno. Cada paso la acercaba más a las extraordinarias cataratas. En el camino, encontró flores de todos los colores y escuchó a las mariposas a su alrededor. "¡Miren lo que he encontrado!", gritó a las mariposas, mientras dibujaba un hermoso paisaje en su cuaderno. Las cataratas estaban tan cerca ahora, y su corazón latía fuerte con emoción.

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Mientras caminaba, Luz escuchó un suave murmullo que crecía a medida que se acercaba. Era el sonido del agua corriendo entre las rocas, un sonido que llenaba el aire de vida y promesas de aventuras. De pronto, entre los árboles, vio el destello plateado del agua cayendo. Allí estaban las majestuosas cataratas, más impresionantes de lo que había imaginado. "¡Lo logré!", exclamó, sintiendo una mezcla de asombro y alegría.

Al llegar a las cataratas, Luz se dio cuenta de que no estaba sola. Había otros niños y niñas explorando el lugar, y pronto notó que uno de ellos le sonreía. "Hola, me llamo Diego", dijo el niño, extendiendo su mano. "¿Quieres explorar juntos?". Con una sonrisa en su rostro, Luz aceptó, emocionada por la oportunidad de hacer un nuevo amigo.

Juntos, Luz y Diego descubrieron rincones secretos llenos de flores brillantes y pequeños arroyos que serpenteaban por el bosque. Dibujaron el paisaje en sus cuadernos, riendo y compartiendo historias sobre sus sueños y aventuras. Luz se dio cuenta de que, al igual que las cataratas, la amistad fluía naturalmente cuando uno se abría al mundo. Al regresar a casa, su corazón ya no se sentía solitario, sino lleno de nuevas experiencias y la promesa de muchas más por venir.