28th Oct 2024
Había una vez un pequeño monstruo amistoso llamado Max. Max vivía en un bosque encantado lleno de árboles altos y flores de colores. A pesar de tener grandes ojos brillantes y piel verde suave, se sentía un poco solo. El pequeño monstruo soñaba con tener amigos que lo aceptaran tal como era.
Un día, mientras exploraba el bosque, Max escuchó unas risas. Sigilosamente, siguió el sonido y encontró a un grupo de animales jugando. Había un conejo blanco, un patito amarillo y una ardilla marrón. Max se acercó y dijo: "Hola, soy Max, ¿puedo jugar con ustedes?" Los animales lo miraron con temor, pero el conejo, valiente y amable, respondió: "Claro, pero primero cuéntanos sobre ti!"
Max sonrió y comenzó a hablar sobre su vida en el bosque. Les contó sobre sus aventuras y cómo le encantaba bailar bajo la luna. Los animales, intrigados, empezaron a reír y compartir sus propias historias. A medida que pasaba el tiempo, se dieron cuenta de que Max no era diferente, sino especial. Se unieron todos y formaron un gran grupo de amigos.
Juntos exploraron el bosque, volando en globos y nadando en ríos brillantes. Max se sintió feliz y amado. Aprendieron que ser diferente era algo bueno. Cada uno tenía algo único que ofrecer, y eso hacía que su amistad fuera aún más fuerte. Max nunca más se sintió solo, pues ahora tenía a sus nuevos amigos.
Desde entonces, Max y sus amigos nunca pararon de jugar juntos. Crearon un club llamado "Los Amigos Únicos" donde todos eran aceptados. Todos aprendieron a valorar lo que los hacía especiales y a celebrar sus diferencias. Y así, en el corazón del bosque encantado, Max descubrió que tener un gran corazón es lo más importante de todos.