13th Jan 2025
Había una vez un pato llamado Diego. Diego miraba a los pájaros en el cielo y decía: "¡Yo quiero volar!" Sus amigos, las ranas, le dijeron: "Pero tú eres un pato, ¡no puedes volar como los pájaros!" Diego respondió: "¡Voy a intentarlo!"
Diego se preparó y subió a una colina. Con un poco de miedo pero mucha emoción, dijo: "¡Voy a volar!" Corrió y saltó, y aunque no voló como los pájaros, se sintió feliz al ver el mundo desde arriba. Todos sus amigos aplaudieron y gritaron: "¡Eres un gran pato, Diego!"
Después de su primer intento, Diego estaba decidido a mejorar. Al día siguiente, se acercó a sus amigos los conejos y les pidió consejo. Los conejos le dijeron: "Podrías usar unas hojas grandes como alas, Diego. ¡Inténtalo!" Diego pensó que era una gran idea y empezó a recoger hojas de los árboles cercanos.
Con sus nuevas 'alas' hechas de hojas, Diego volvió a subir a la colina. Esta vez, sus amigos se unieron para animarlo. "¡Vamos, Diego! ¡Tú puedes!", le gritaban. Con una sonrisa, Diego corrió y saltó, moviendo sus hojas. Aunque no voló como un pájaro, planeó un poco más lejos, y eso lo hizo muy feliz.
Al final del día, Diego comprendió que no necesitaba volar como los pájaros para sentirse especial. "¡Puedo ser un gran pato de otras maneras!", pensó. Sus amigos lo rodearon y dijeron: "Eres un pato muy valiente, Diego, y nosotros siempre estaremos aquí para apoyarte". Diego sonrió y, aunque no volaba, sabía que siempre podría alcanzar el cielo de sus sueños con la ayuda de sus amigos.