28th Oct 2024
Había una vez un pato llamado Pepe. Pepe vivía en un lago hermoso. Cada día, miraba a los pájaros volar alto en el cielo. "¡Quiero volar como ellos!" exclamó Pepe con emoción.
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Pepe miró a su alrededor. Vio una colina alta y decidió que allí intentaría volar. Subió con entusiasmo, saltando feliz. "¡Estoy listo!" gritó Pepe.
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Arriba de la colina, Pepe se sintió valiente. Cerró los ojos y saltó. Pero en vez de volar, cayó en un arbusto. "¡Ay! Eso no funcionó", pensó Pepe con tristeza.
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Un ratón llamado Rato vio a Pepe. "¿Por qué estás triste, amigo?" preguntó. Pepe le contó su deseo de volar. Rato sonrió y dijo: "Tal vez podamos encontrar una forma juntos."
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Rato tuvo una idea brillante. "¡Construyamos alas!" dijo. Juntos, juntaron hojas y ramas. Pepe se sintió emocionado. ¡Tendría alas!
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Cuando terminó las alas, Pepe se las puso. "¡Soy un pájaro!" gritó feliz. Subió la colina otra vez, listo para intentarlo de nuevo.
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Pepe saltó con sus alas hechas de hojas. Al principio, no voló alto, pero flotó un poco en el aire. "¡Mira, estoy volando!" exclamó.
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Pasaron otros animales a ver a Pepe. Todos aplaudían y animaban. Pepe estaba tan feliz. ¡Finalmente estaba volando, aunque no como un pájaro!
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Pepe siguió practicando. Cada día volaba un poco más alto. Aunque no era como los pájaros, encontró su propio estilo. "¡Brillo con mis alas!" pensó.
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Al final, Pepe sabía que no necesitaba ser un pájaro para brillar. Era un pato especial con alas únicas. ¡Eso era suficiente!
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