28th Oct 2024
Había una vez un elefante llamado Eduardo. Eduardo vivía en la selva con muchos animales. A diferencia de sus amigos, él soñaba con bailar. Un día, decidió intentarlo y se puso a practicar. Todos en la selva lo miraban con curiosidad.
Mientras practicaba, Eduardo se sentía torpe. Sus pasos eran grandes y pesados. Pero había algo en su corazón que le decía que debía seguir adelante. Entonces, se llenó de valor y continuó bailando, disfrutando cada movimiento con alegría.
Sus amigos, que observaban desde lejos, no podían dejar de reír. Pero no se reían de Eduardo, ¡se reían de lo divertido que era verlo bailar! Entonces, se acercaron para animarlo y comenzaron a bailar también. La risa y la música llenaron la selva.
Un día, el rey de la selva, un león majestuoso, escuchó el alboroto. Se acercó y vio a Eduardo bailando con sus amigos. El rey sonrió y dijo: "Eduardo, tienes un talento especial. Tu baile une a todos. ¡Nunca dejes de bailar!"
Agradecido, Eduardo se sintió orgulloso. Finalmente entendió que ser diferente era lo que lo hacía especial. Desde ese día, danzó con todos sus amigos, mostrando su talento y llenando la selva con alegría y ritmo.