28th Oct 2024
Era un árbol solitario en un parque. Sus ramas eran largas y verdes, pero se sentía muy solo. Un día, un niño pequeño vino a jugar al parque. El árbol lo observó con tristeza, deseando tener un amigo como él.
El niño jugaba y se reía felizmente. Un día, decidió descansar debajo del árbol. El árbol, emocionado, decidió hacer algo especial para atraer la atención del niño. Sacudió sus hojas y dejó caer algunas bellotas al suelo.
El niño miró las bellotas y sonrió. Entonces, él recogió las bellotas y las llevó a casa. Al día siguiente, regresó al parque, trayendo más amigos. Todos juntos se sentaron debajo del árbol y comenzaron a jugar.
El árbol estaba muy feliz. Se dio cuenta de que con pequeños actos de bondad, como dejar caer bellotas, había comenzado a atraer compañía. Los niños lo llenaron de risas y juegos, y el árbol nunca se sintió solo otra vez.
Desde entonces, el árbol y los niños se convirtieron en grandes amigos. El árbol daba sombra y los niños jugaban a su alrededor. El árbol aprendió que, a veces, un pequeño gesto puede traer mucha alegría y amistad.