28th Oct 2024
Había una vez un osito llamado Bruno. Bruno tenía pelaje suave y marrón, y siempre soñaba con ser valiente. Un día, decidió aventurarse en el bosque. Él dijo adiós a su mamá y salió con una gran sonrisa.
El bosque era grande y lleno de árboles altos. Bruno escuchó los pájaros cantar mientras caminaba. Pero, de pronto, escuchó un ruido fuerte. ¡Era un tronco que caía! Bruno tuvo miedo, pero siguió caminando.
Mientras avanzaba, Bruno encontró una piedra brillante. ¡Era un hermoso cristal! Bruno pensó que sería un buen regalo para la mamá. Lo guardó en su mochila con entusiasmo.
De repente, Bruno se encontró frente a un riachuelo. El agua corría rápidamente. Bruno no sabía cómo cruzar. Se sentó y pensó en su sueño de ser valiente. Cerró los ojos y respiró hondo.
Bruno recordó a su mamá. Ella siempre le decía: 'Eres fuerte, pequeño oso'. Con esto en mente, Bruno miró a su alrededor y vio unas piedras grandes. Decidido, saltó de piedra en piedra hasta cruzar el riachuelo.
Al otro lado, se encontró con una mamá ardilla y sus pequeños. Ellos necesitaban ayuda para recoger nueces. Bruno decidió ayudarles. Usó su fuerza y alegría para levantar las nueces y ponerlas en una canasta.
Mientras ayudaba, una nube oscura llegó. Comenzó a llover muy fuerte. Los pequeños animales tenían miedo. Bruno recordó que era valiente y les dijo: 'No se preocupen, ¡aquí estoy!'. Les mostró un buen lugar para resguardarse.
Después de la lluvia, el sol apareció. Todo brillaba y se veía hermoso. Bruno se sintió feliz de haber ayudado. Supo que había encontrado su valentía en esos momentos difíciles.
Finalmente, estaba listo para regresar a casa. Llevaría el cristal brillante y un gran corazón lleno de alegría. Al llegar, su mamá lo abrazó y le sonrió.
Bruno contó todas sus aventuras. Se dio cuenta de que ser valiente no solo es no tener miedo, sino también ayudar a los demás y enfrentar nuevos desafíos.