28th Oct 2024
Había una vez una tortuga llamada Tula. Tula era una tortuga muy amable y siempre sonreía. Un día, mientras paseaba por el bosque, vio algo brillante en el suelo. Se acercó y encontró una estrella caída.
La estrella brillaba con intensidad, pero parecía triste. "Hola, tortuga. Me llamo Estrella. He caído del cielo y no puedo regresar", dijo la estrella con una voz suave. Tula sintió pena por su nueva amiga.
"No te preocupes, Estrella. Te ayudaré a volver al cielo", prometió Tula. Estrella sonrió por primera vez. "¿Cómo lograrás eso? Eres solo una tortuga", preguntó la estrella sorprendentemente.
"Puedo ser pequeña, pero tengo ideas grandes", respondió Tula, mirando hacia el cielo. Empezaron a pensar juntas. Tula recordó que el viento soplaba fuerte en la cima de la colina.
Así que Tula y Estrella comenzaron su aventura. Tula se movía lentamente, pero con determinación. Pasaron por flores coloridas y ríos brillantes mientras subían la colina.
Finalmente, llegaron a la cima. El viento soplaba fuerte y fresco. "Oh, Tula, ¡mira lo alto que estamos!", exclamó Estrella, sintiéndose emocionada.
Tula dijo, "Ahora necesitas saltar y dejarte llevar por el viento. ¡Confía en mí!" Estrella cerró los ojos, respiró hondo y saltó con todas sus fuerzas hacia el cielo.
El viento recogió a Estrella con ternura y la llevó de vuelta al cielo. "¡Lo hiciste, Tula! ¡Estás ayudando a una estrella a volver a casa!", gritó la estrella desde lo alto.
Tula sonrió, viendo a su amiga brillar de nuevo en el cielo nocturno. Sabía que había logrado algo grande, sin importar su tamaño.
Y así, Tula comprendió que con amistad y valentía, incluso los pequeños pueden lograr grandes cosas.