28th Oct 2024
Era una vez una mariposa llamada Lila. Ella era hermosa con alas de colores brillantes. Pero un día, Lila despertó y no podía encontrar sus alas. Se sintió triste y sola. ¿Qué haría sin sus alas?
Lila decidió salir a volar, aunque no podía. Quería ver a sus amigos. Caminó por el jardín y vio a sus amigas, las flores. Las flores dijeron: '¡Hola, Lila! Eres hermosa, no importa si tienes alas o no.'
Lila se sentó junto a una flor. La flor le contó historias de cómo era ser feliz. Lila escuchó con atención. Aprendió que la felicidad viene desde adentro, no solo del exterior.
Mientras charlaba con la flor, Lila vio a una mariposa volando. La mariposa lucía triste. Lila dijo: '¡Hola! ¿Por qué estás triste?'. La mariposa respondió: 'He perdido mi camino'.
Lila decidió ayudar a la mariposa. Juntas buscaron un árbol alto. Allí se encontraron otros insectos. Les contaron historias y se rieron. Lila se sintió feliz ayudando a los demás.
Después de un rato, la mariposa encontró su camino. Dijo: 'Gracias, Lila. Eres muy amable.' Lila sonrió. No tenía alas, pero tenía un gran corazón.
Lila siguió explorando el jardín. Se encontró con un pequeño pájaro. El pájaro le preguntó: '¿Por qué no vuelas, mariposa?'. Lila respondió: 'He perdido mis alas pero puedo ser feliz sin ellas'.
El pájaro quedó sorprendido. Lila se dio cuenta de que su personalidad brillaba más que cualquier ala. Se rió y bailó. Esa alegría era contagiosa.
Esa noche, cuando las estrellas brillaban, Lila se sentó en una hoja. Pensó en su día. A pesar de no tener alas, tenía amigos y había aprendido algo valioso: La belleza está en el corazón.
Desde entonces, Lila siempre sonreía. Decidió ser feliz y nunca mirar atrás. Y así, la mariposa que perdió sus alas, encontró su fuerza interior y aprendió a volar en su corazón.