28th Oct 2024
Había una vez una estrella en el cielo que se llamaba Stella. Stella era curiosa y soñadora. Un día, decidió aventurarse y conocer la tierra baja del cielo. Con un brillo fresco en su luz, se deslizó por el aire. Mientras viajaba, descubrió un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores.
En el jardín, Stella vio a un grupo de mariposas. Las mariposas eran alegres y danzaban alrededor de las flores. Les gritó: "¡Hola, hermosas mariposas! Soy Stella, la estrella viajera. ¿Puedo unirme a su baile?" Las mariposas, felices de conocerla, respondieron: "¡Claro, únete a nosotros!" Y juntas comenzaron a bailar entre las flores.
Mientras bailaban, Stella conoció a un árbol viejo y sabio. El árbol tenía raíces profundas y hojas brillantes. Dijo: "Querida Stella, cada estrella tiene su brillo especial. Pero para brillar más, debes creer en ti misma." Stella sonrió y sintió una chispa de luz dentro de ella. Quería brillar más que nunca.
Con el consejo del árbol, Stella se llenó de confianza. Comenzó a brillar con una luz dorada. Las mariposas y flores admiraban su resplandor. "¡Mira cómo brilla!" dijeron. Stella se sintió feliz y agradecida por tener nuevos amigos que la apoyaban. Ya no era solo una estrella, sino una estrella viajera llena de luz y amor.
Al final del día, Stella supo que aunque estaba lejos del cielo, tenía un hogar en el corazón de cada uno de sus amigos. Con su luz brillante, prometió regresar al cielo, pero siempre llevaría con ella el amor del jardín. Y desde ese día, Stella brilló más que nunca, iluminando el cielo y el jardín donde hizo amigos.