28th Oct 2024
Había una vez un bosque lleno de árboles altos y verdes. Los animales del bosque vivían felices, cantando cada día. Un día, decidieron hacer una canción mágica juntos. El sol brillaba y el viento suave los acompañaba. Todos se juntaron en un claro.
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El primer animal fue el pájaro, con su dulce canto. El pajarito, de plumas azules, subió a una rama alta. Con su trino, empezó la canción. Las hojas bailaban al ritmo de su voz. Era una melodía que hacía sonreír a todos.
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La tortuga, con su caparazón brillante, se unió al canto. Ella cantaba despacito, pero con mucha alegría. Su voz suave hacía que los demás se sintieran tranquilos. Al oírla, todos escucharon con atención y sus corazones se llenaron de paz.
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Llegó el conejo, saltando con energía. Su voz era rápida y divertida. Añadió notas alegres a la canción. Todos los animales reían y aplaudían. La música se hacía más hermosa con cada voz que se unía.
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El ciervo llegó, con su majestuosidad. Con voz fuerte, cantó una parte profunda de la canción. Su presencia imponía respeto. Los árboles se hacían más altos y el aire se llenaba de magia. Todos sintieron que el bosque brillaba.
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Un zorro, muy astuto y rápido, se unió también. Su canto era travieso y lleno de ritmo. Hizo que todos movieran sus patas al compás de su melodía. La diversión llenó el claro, y la canción tenía mucha energía.
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Finalmente, la lechuza llegó con un canto sabio. Ella cantaba con calma, y su voz resonó en la noche. La música se convirtió en un suave murmullo, como el susurro de las estrellas. Todos se sintieron a salvo y protegidos.
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La canción mágica unió a todos los animales. A medida que cantaban, el bosque brillaba con colores. La paz llenó el aire, y los árboles susurraban. Era un momento mágico que nadie olvidaría.
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Poco a poco, la melodía se desvaneció. Los animales se miraron sonriendo, sintiendo la felicidad de haber cantado juntos. Cada uno prometió volver a unirse y cantar otra vez. La magia del bosque siempre estaría con ellos.
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Desde ese día, cada vez que se sentían tristes, los animales recordaban su canción mágica. La melodía les traía paz y alegría, uniendo sus corazones en armonía.
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