28th Oct 2024
Había una vez un pez llamado Pablo. Pablo era un pez muy curioso. Un día, vio algo brillante en la orilla del río. Él decidió saltar para descubrirlo. ¡Plop! Pablo saltó fuera del agua con todas sus fuerzas. Lo que no sabía era que aterrizaría en un árbol.
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Pablo se encontró atrapado en las ramas. Miraba hacia abajo, y el agua estaba muy lejos. Estaba muy asustado. "¡Ayuda!" gritó. Sus amigos en el agua escucharon su llamado. Era su amiga la rana Rita.
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Rita saltó hacia el árbol. Ella vio a Pablo y se preocupó. "No te preocupes, Pablo. ¡Vamos a pensar juntos!" dijo Rita. Miraba a su alrededor, tratando de encontrar una solución.
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Los amigos de Pablo se unieron. Había un pájaro llamado Pedro, y una ardilla llamada Sofía. Todos querían ayudar. Sofía trajo algunas hojas. "Podemos hacer una trampolín", sugirió ella. Todos se pusieron a trabajar.
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¿Cómo ayudarán a Pablo? Pedro voló alto, y dijo: "Cuando tú saltes, te empujaré con mis alas. ¡Así podrás caer al agua!" Pablo asintió. Estaba emocionado pero también un poco nervioso.
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Llegó el momento de saltar. Pablo inhaló profundo y se preparó. "Uno, dos, tres... ¡salta!" gritó Rita. Pablo dio un gran salto mientras Pedro lo empujaba. Se sentía ligero y libre.
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Pablo voló en el aire, pero luego, ¡splash! Cayó directo al río. El agua lo abrazó. Estaba de vuelta donde pertenecía. "Gracias a todos!" dijo Pablo, lleno de alegría.
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Sus amigos lo celebraron. Rita saltó y Pedro revoloteó. "Fuimos un buen equipo!", dijo Sofía. Desde ese día, Pablo aprendió que la curiosidad es buena, pero la amistad es mejor.
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Nunca olvidará su aventura en el árbol. Prometió ser más cuidadoso y siempre buscar a sus amigos. Juntos, siguieron explorando el río y todos sus misterios. Cada día traía algo nuevo y emocionante.
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Y así, Pablo, el pez curioso, continuó sus aventuras bajo el agua, siempre rodeado de sus amigos. Fin.
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